Deja de molestarte en hacerme llegar la opinión que tienes de mí porque viniendo de un ser repugnante como tú, tiene menos valor que un gusano aplastado.
Ya sé que te crees maravillosa: joven, guapa, con dinero, ¡incluso inteligente! Pues bien, ¿sabes aquello de "dime de qué presumes y te diré de qué careces"? Te lo puedes aplicar.
Leona se muestra. Muestra su imagen en fotos y muestra su inteligencia escribiendo artículos y comentando los de otros. Tú no. Lo único que muestras tú es la imagen, proyectada por tus obras, de una pobre desgraciada que se arrastra por la Red detrás de Leona, muerta de envidia y de celos. Un gusano sin inteligencia para escribir un artículo ni de debatir tema alguno planteado por otros.
La envidia te corroe el alma y te envenena sin que puedas disimularlo pero en vez de intentar ser popular y querida como ella, te empeñas en machacarla, destrozarla, aniquilarla, hacerla desaparecer de la Red porque sabes que en realidad no eres nada. No le llegas a la suela del zapato. Ni a ella ni a nadie.
Ni eres guapa ni joven, ni tienes dinero. Los hombres con los que te cruzas a diario no quieren saber nada contigo porque tu asquerosidad se te refleja, te supura por todos los poros.
Tu imbecilidad hace que te creas inteligente, pero si lo fueses te darias cuenta de que sólo inspiras lástima primero, desprecio en segundo lugar y repugnancia finalmente.
sábado, 23 de enero de 2010
Para la rata de Cambrils
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2 comentarios:
No es la primera vez que le pones su retrato ante la nariz, Lobo, y es inútil.
Me pregunto qué satisfacción saca en saber que es despreciada por todos.
Me hace pensar en el tonto del colegio, ese que siempre estaba molestando a todos, pegándose a unos y otros, escuchando las conversaciones, soltando insultos como una cantinela de subnormal: "puataputaputaputaputaputa...", con risitas histéricas cuando alguno se ponía serio y le decía "¡Vete o te doy un guantazo!".
Entonces se apartaba, entre saltitos y burlas: "¡No me pillas, no me pillas!".
Ese que decía todo el tiempo al aire, pues nadie le escuchaba, que su padre era un hombre muy importante y tenía mucho dinero, cuando todo el colegio sabía que era trapero, recogiendo periódicos y cascos de botellas.
Ese escuchimizado gafotas de dientes de caballo y greñas casposas que interrumpía una conversación para decir que tenía muchas novias, todas guapísimas, que se peleaban por él.
En fin... qué mala es la sanidad.
Me cuesta entender que siempre consiga engañar a algún pardillo. Y como has dicho, no son precisamente unos ignorantes.
Para mí que se pasan de listos y creen que ellos conseguirán lo que nadie ha conseguido en años.
Son como el gobierno de turno con ETA, todos piensan que ellos sí podrán, mientras que ETA los maneja como a monigotes.
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