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Esta lata de sardinas es una alimaña pestilente y al final se va a dar en todos los piños, algo completamente merecido.
Buscando otra cosa, he dado en la red con su mierda asquerosa de matón de barrio.
Vamos a ver, si alguien tiene suficientes neuronas, puede ver que mi trayectoria política es la misma que la del enlatado, el viejo atorrante y todos sus seguidores babeantes. ¿Qué ocurrió entonces para que de la noche a la mañana me acusasen de ser un troll?
Dos cosas. Una, la incapacidad del abuelo desde hace años. Se amorra al primero que le dice cosas bonitas. Dos, la envidia de la lata de sardinas cuando vió que mis posts -perfectamente personales, no sus meros copia-pega de noticias-, generaban muchos comentarios.
De ahí a manipular al viejo fue un paso. No olvidemos que José Luis de Valero tiene siempre en la boca a su adorado Julio Alonso Aneiros, por más que él mismo diga que sólo hace un año que tiene tratos con él.
Caballero ZP, Julio Alonso Aneiros, no puedes caer más bajo. Eres lo más deleznable que ha visto la luz. Tú que te enorgulleces de dar tu nombre completo, pero que a saber si es el real... Tú que ocultas tu rostro y vas zascandileando bajo una armadura ¡cobarde! ¡Da la cara cómo de Valero y yo! Deja de engañar al viejo, déjale en paz, alimaña.
Te he denunciado en esa página (porque no pienso perder tiempo en juzgados de risa), dándo datos fiables sobre mí, algo que tú no puedes hacer, cobarde.
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lunes, 21 de junio de 2010
viernes, 18 de junio de 2010
¡¡¡Viva la Guardia Civil!!!
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Yo alucino. Veo chiribitas. No sé lo que tengo alrededor. Completamente obnuvilada, oiga.
El Almirante Atorrante es único para montar unos rollos patateros de agárrate y no te menees. Y todas sus amebas caen al suelo babeando.
Desde que regresé, después de dos semanas fuera de combate, me he estado conteniendo porque la verdad, si lo van a encerrar en la cárcel por gritar ¡Viva la Guardia Civil!, pues cómo que no, que no hay derecho. Pero claro, al final mi paciencia ha tenido su recompensa y el pirata tuerto se ha delatado una vez más. Este pobre hombre no tiene remedio. Es cómo un niño que cuando hay visitas en casa no sabe qué hacer para llamar la atención.
Ha mostrado documentos. Lo que pasa es que las amebas son legos y los leen como el que lee la cuenta del súper: sin enterarse de nada, pero poniéndo cara de que sí ante la cajera, por aquello de sentirse importantes. Ainsss...
Sólo faltaba su compinche, el Decano de los abogados vasco, ese que llama ropones a los togados. Este pobre tipo tiene una obsesión enfermiza que no le permite vivir a pesar de que atiborre su cueva con pinturas de grandes autores. Hitler también era amante de la cultura...
Bueno, me reconforta que esta vez el viejo no me haya echado la culpa a mí porque con su enfermedad mental, no sería raro, teniendo en cuenta que el juez ese es de Sabadell (Barcelona).
Que este pequeño valiente enseñe al abuelo Cebolleta un poco de dignidad si es posible.
¡Viva la Guardia Civil!
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Yo alucino. Veo chiribitas. No sé lo que tengo alrededor. Completamente obnuvilada, oiga.
El Almirante Atorrante es único para montar unos rollos patateros de agárrate y no te menees. Y todas sus amebas caen al suelo babeando.
Desde que regresé, después de dos semanas fuera de combate, me he estado conteniendo porque la verdad, si lo van a encerrar en la cárcel por gritar ¡Viva la Guardia Civil!, pues cómo que no, que no hay derecho. Pero claro, al final mi paciencia ha tenido su recompensa y el pirata tuerto se ha delatado una vez más. Este pobre hombre no tiene remedio. Es cómo un niño que cuando hay visitas en casa no sabe qué hacer para llamar la atención.
Ha mostrado documentos. Lo que pasa es que las amebas son legos y los leen como el que lee la cuenta del súper: sin enterarse de nada, pero poniéndo cara de que sí ante la cajera, por aquello de sentirse importantes. Ainsss...
Sólo faltaba su compinche, el Decano de los abogados vasco, ese que llama ropones a los togados. Este pobre tipo tiene una obsesión enfermiza que no le permite vivir a pesar de que atiborre su cueva con pinturas de grandes autores. Hitler también era amante de la cultura...
Bueno, me reconforta que esta vez el viejo no me haya echado la culpa a mí porque con su enfermedad mental, no sería raro, teniendo en cuenta que el juez ese es de Sabadell (Barcelona).
Que este pequeño valiente enseñe al abuelo Cebolleta un poco de dignidad si es posible.
¡Viva la Guardia Civil!
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Etiquetas:
embustes,
José Luis P. de Valero,
notoriedad
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